viernes, 17 de junio de 2011

La Caída del Rey de los Vrykuls.


Las Runas estaban en lo cierto. Si tal era mi destino de enfrentarme a la muerte en el mismísimo salón del trono del Rey Ymiron, que así sea.
 El sol caía entre las nevadas cumbres de Fiordo Aquilonial y los abetos susurraban mecidos por el viento que, como un susurro macilento, alimentaban el miedo en una noche de incertidumbre.

Takhisis había decidido contar con la inestimable ayuda de su fiel amigo, el Noble paladín Tyr. La bruja se colgó su bastón a la espalda, imbuido por la magia de los mísmisimos Hijos de Hodir y echó un vistazo a su bolsa violeta de piedras de alma.

-"Bien, tendré suficientes"- se dijo a sí misma, y se vistió con su toga negra. Aquella noche se enfrentaría a su destino.


La fortaleza de Utgarde, ofrecía un siniestro espectaculo esa noche. Bañada por la siniestra luz de la luna llena,dentro de Utgarde, el fiero clan Desuelladragones construye enormes armas de guerra en forjas de fuego perenne.

-Tyr,sabes que estimo tu ayuda en esta afrenta- Confesó Takhisis.
-La Sagrada luz de mi alma se fusionará a tu oscuro poder, no te preocupes, Ymiron caerá esta noche.-
- Sé que echas de menos a Idunn.- añadió Takhisis mirando al paladín por encima del hombro.
- Ella dio su vida por salvarnos, Tak-respondió Tyr- y en el fondo, siempre me acompaña. Va conmigo. Al menos su recuerdo.
La bruja miró a Tyr durante unos escasos segundos, por un momento comprendió el dolor al cual se había estado enfrentando el joven Paladín desde la muerte de su amada Idunn.
-Tuvo un funeral precioso-dijo Tak- Todo Darnassus estuvo presente. Su muerte no será en vano.-
-No Takhi, no lo será.Que Elune la guarde en su regazo. Ymiron pagará por ello.
Los rumores decían que los seguidores del Rey Ymiron se han aliado con la Plaga, todos los moradores del Fiordo Aquilonal han visto a los aliados más comunes de los Desuelladragones: los protodragones. Estas brutales criaturas parecen tener poco en común con sus hermanos más conocidos de los cinco Vuelos. No obstante, los Vrykuls han adiestrado a los aterradores protodragones para que les sirvan como monturas. Bajo el mando de Ingvar el Saqueador, los jinetes de dragones se deleitan en asesinar a sus enemigos por sorpresa desde el cielo.

Sus pasillos aún conservan los ecos de sufrimiento de almas en el pasado.

La warlock y el paladín se dirigen sin miramientos a la Cámara del Rey, matando casi sin pestañear a sus súbditos.La vista del trono desde abajo impresiona.

-Habéis llegado hasta mí. Pero no conseguiréis lo que habéis venido a buscar.-
- No queremos el tesoro Ymiron- resonó el eco de la voz de la Warlock.
-¡Buscamos venganza!- grito Tyr a la vez que desempuñaba su espada y establecía un sello sagrado de protección.
Takhisis y su poder de fuego consiguió inmolar al Rey, el cual mientras ardía rodeado de llamas, sintió como su vida se escapaba bajo un fugaz rayo de energía violeta, el cual se apoderaba de su alma.



-Ahora la Fortaleza es tuya- dijo Tyr.
Takhisis subió al empedrado trono rodeado de cuernos fabricados por los Vrykuls, velas llameantes y pieles de oso. Desde allí todo parecía más pequeño.
-No Tyr, este lugar está corrompido, la muerte y sus huestes caminan invisibles por sus corredores.
Salgamos de aquí. El destino no existe.-

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